Este caderno dos de Noriega, adicado ao poeta Antonio Noriega Varela, pretende ser unha xanela aberta a todo o mundo que queira coñecer a infinda sensibilidade poética do "Bardo da Montaña" e "Cantor do Ermo". Calquera pode facer uso desta bitácora e deixar a súa opinión ou comentario nela.
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O Cantor do Ermo |
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Una lágrima |
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 A los amabilísmos moradores del 'Coto Redondo'
En solitaria mansión
que entre muros encierra
los seres que por la tierra
pasaron en confusión,
yaces, ilustre Buón,
sin que, a tu memoria fieles,
de inmarcesibles laureles
las Artes tejan coronas.
¡Cisne que el alma aprisionas,
cuando de España te dueles!...
Vuela hacia allí con presteza
mi atrevido pensamiento,
en alas del raudo viento,
para admirar tu grandeza;
y cuando la noche empieza
y cesa el ave en su canto,
las flores del camposanto
cerrando van sus corolas,
mientras tu recuerdo a solas
evoco anegado en llanto.
¡Ni una inscripción ni una cruz
sobre tu tumba olvidada!...
Remuevo la losa y... ¡nada!
¡Ni cenizas ni ataud!...
Las cuerdas de tú ataúd
rotas están, gime el viento
y va con lúgubre acento
susurrando mil querellas,
¿y hasta lloran las estrellas
que cruzan el firmamento!...
.......................................
¡Oh talento esclarecido!...
¡Vate de mi pueblo orgullo,
que de la fama el arrullo
te levantas del olvido!
¡Que jamás sea perdido
tu nombre, genio fecundo,
pues causa dolor profundo
que en la oscuridad te quedes,
¡¡astro radiante que puedes
iluminar medio mundo!!...
A. Noriega Varela
Este poema es un llanto por la muerte de un poeta, Francisco de Paula Buón (Mondoñedo, 1839- Foz, 1872) fué presbítero y violoncelista de la Catedral de Mondoñedo. Parece ser que tenía tanta facilidad para versificar que, a veces, sostenía conversaciones en verso; pero solo dejó escritas unas pocas poesías. Murió el 14 de agosto de 1872 cuando se bañaba en la playa de Foz.
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MARÍA ABRAIRA ROBLEDO |
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 A la memoria de
María Abraira Robledo
Maestra nacional.
26-3-42
En la aurora de la vida
vió el sol llegar a su ocaso,
y dando hacia el cielo un paso
quedó en la tumba dormida.
Recordádla, pues, con calma
y no lloreis sus dolores,
que en su tumba nacen flores
con la esencia de su alma.
A. Noriega Varela
1942 |
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ESCOLMA |
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 En esta hora
Quédate tú con la ciudad deicida,
con el petroleo y la literatura;
déjame a mi esta vida simple y pura,
llena de Dios cual toda mejor vida.
Quédate tú con la palabra dura
y el agrio gesto de la paz manida;
déjame a mi la tez toda curtida
de sol y la palabra de ternura.
A tí el brebaje, el odio y el veneno;
a mi el amor, en yermo florecido,
el agua, el ave y el dormir sereno.
A tí, el hombre en demonio convertido;
a mi, este corazón fraterno y bueno
de la paz, del silencio y del olvido.
A. Noriega Varela
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