Aquí estoy otra vez, dispuesta a retomar mi faceta de escritora. En estos últimos meses, concretamente desde Enero, apenas he escrito. Pocas cosas te he contado, y breves; y encima al releerlas veo que no han sido muy animadas. Es normal. Es difícil escribir algo con alegría cuando tu estado emocional está completamente desbaratado.
Pero ya está, ya basta de lloriquear y de autocompadecerse (buuuuaaaa, pobrecita yo, qué mal lo estoy pasando?). A la porra con los sentimientos negativos. Van a seguir dentro de mí, eso lo sé, pero no quiero seguir compartiéndolos en mis relatos. Seguro que alguna frase, o incluso párrafo, nacerá impregnada de dolor o nostalgia. Vale, lo acepto, si tiene que ser, será. Pero no quiero seguir desparramando tristeza en cada palabra que escribo, así que a partir de hoy intentaré escribir cosas más animadas, que también las hay. Digo ?lo intentaré?, no ?lo conseguiré?; el propósito lo pongo aquí por escrito. Y quiero seguir mi novela, que la tengo todavía más abandonada que el blog.
¿Por qué vuelvo a escribir? Pues porque desde ayer ¡tengo sillas! Si, por fin. Puede que te parezca una tontería, pero no tener sillas significaba no tener un sitio cómodo para escribir. Bueno, ni para escribir ni para comer? Vale, si, tengo la mesa del patio que, aunque destartalada, hace su función porque tiene un par de bancos adosados, pero? no sé? no es lo mismo. Además, cuando llueve no la puedo usar. Pero ahora ya tengo sillas (la mesa ya la tenía) así que ya tengo ?mi espacio? para que las musas me visiten y se pongan cómodas haciendo trabajar mi creatividad.
Pues eso, que he vuelto y que quiero quedarme. Quiero seguir siendo yo, para bien o para mal.
|