Entrevista a nuestro "Amigo de los 50"
José Antonio Porteiro García "Chicho do Zorro"
Publicado en La Voz de Galicia ? Edición Carballo
Sábado 6 de Febrero de 2010
CARBALLESES EN SU RINCÓN
JOSÉ ANTONIO PORTEIRO GARCÍA
«Carballo precisa máis zonas verdes e uniformidade nas fachadas»
José Antonio Porteiro, en el jardín municipal, situado frente a su casa de la calle Gran Vía
Chicho do Zorro, como se le conoce, es empresario. Fue concejal, jugador de fútbol, directivo del Bergan y bombero voluntario. El Carnaval lo vive a tope.
Hay quien piensa que su apodo le molesta. Al contrario: «Ás veces chaman á casa e preguntan se a de..., de...., de... ¡Si, é a do Zorro, dígolles eu! Non se atreven, pero eu estou encantado. É un apodo que lle puxeron ao meu pai porque era moi traballador e un lince para os negocios, moi bo. Del pasoume a min e eu estou orgulloso de levalo». Aclarado queda.
Chicho Porteiro lleva toda su vida unido al número 36 de la calle Gran Vía, donde está el túnel. Allí está su casa y su almacén de cereales. Hace años era más pequeña, la echa de menos. Continuó la labor de sus padres, establecidos allí, hace algo más de setenta años (su madre tiene 96), con una tienda de lo mismo, que fue creciendo, y con un bar, que ya no hay. Con él creció el negocio. Habas, trigo, patatas, piensos... De todo. Aunque lo de las habas es otro cantar. «Temos comprado e vendido millóns de quilos, o que hai hoxe non ten nada que ver co de antes». A él le tocaron muchas ferias, sobre todo Baio, Ponteceso y A Silva, ya desde niño. En los buenos tiempos, podían mover 100.000 kilos en un solo día. «Hoxe, en todo o ano non xuntamos iso». Las habas llegan ahora de fuera, «e son de peor calidade que as de aquí. A asturiana nosa era a mellor do mundo». En los meses fuertes, trabajaba noche y día. Incluso en los tiempos de la mili, iba y venía a A Coruña en su moto. En el cuartel pasaba lista y en Carballo trabajaba.
Por cierto, Chicho conserva una motocicleta del año 67, una reliquia mecánica, lo mismo que un 600 que por ahí le andará. «Gústame moito o vello, o histórico, xa dende cando estudaba. Cando imos de viaxe e hai algo interesante que ver, os demais vanse sen min, porque a min encántanme as cousas antigas», apunta.
Frente a su casa, al otro lado de la calle Gran Vía, crece un árbol que tiene más años de los que se le echan. Ya Chicho se subía a él cuando era pequeño (Chicho, no el árbol). Es probable que se trate de un madroño. Para él y su familia, es el árbol de San José, por ser ese el día en que está más florido, como anunciando la primavera. Ha estado siempre con él, así que no es extraño que lo elija para la fotografía.
Cambios
Dice que echa de menos la arquitectura de su primera casa, y también otras líneas en el Carballo urbano que conoce bien y al que ha estado siempre muy ligado. «Carballo medrou moito. Hoxe, véxoo con moito cemento. Penso que precisa máis zonas verdes e certa uniformidade nas fachadas. Do primeiro, a ver se cos novos polígonos se pode facer algo, e do segundo, tamén debería ser coas novas casas, porque coas que xa hai pouco se pode facer. Hai rúas nas que unha fachada é verde, outra vermella, outra azul, aquela de cemento... Cada unha, á súa maneira. Eu faría algunha normativa para corrixir iso», dice.
Recuerda que ya lo intentó en sus años de concejal, pero no hubo nada. Su etapa política se desarrolló en los primeros años de la democracia. Primero, en la lista de Sánchez Vilas. Eran años en los que su grupo «considerábase moi de dereitas, houbo algunhas cousas duras, polas circunstancias da época. Despois xa cambiou moito».
En el tercer mandato, con el PP, fue concejal cuatro años. Sigue simpatizando con los populares y colaborando ocasionalmente. Aquellos años los valora como «unha experiencia máis, nin fu nin fa. A política -añade- non é o meu».
Lo que sí es lo suyo es el fútbol. El Bergantiños, sobre todo. «Teño paixón por este equipo, lévoo dentro». Es el socio número siete. Pudo obtener un carné inferior, pero le fue fiel a su número. En este equipo jugó y fue directivo. Pasó por los juveniles, por el Atlético Bergantiños, y también por otros como el Baio o el Ponteceso. Jugó unos diez años, tal vez un poco más. Le dedicó más tiempo a ser directivo. Estuvo con Chicho Calvo, con su hermano Chano, con Xusto Pose, ya antes con Eduardo Mariño, fue responsable de los juveniles, ejerció como entrenador, colaboró en las taquillas. Al Bergan le dedicó mucho tiempo. Tiene muy buenos recuerdos. Por ejemplo, la Copa Galicia que lograron.
También le dedicó mucho al cuerpo de bomberos voluntarios: 25 años. Y eso que empezó, con un grupo de amigos, entre ellos Ricardo Vilas, casi de casualidad. Hoy vuelven a estar presentes en virtud del homenaje y reconocimiento que se les va a tributar. «Empregamos tempo e cartos, e traballamos moito, sen cobrar nada, porque nada pedimos. Teño deixado o negocio e arrincado por aí arriba co camión. Ou erguerme de noite e irme vestindo polo camiño, coas botas na man, porque -e iso é curioso- a maioría dos incendios ocorrían de noite».
Porteiro está contento y satisfecho por el trabajo desarrollado, y por el compañerismo que quedó. «A amizade que temos non hai cartos que a paguen».
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